Muchas de las personas mayores de 65 años experimentan dolor en su día a día.
A medida que envejecemos, la importancia de mantener un estilo de vida activo se vuelve más evidente para preservar nuestro bienestar y salud. Aunque es verdad que la actividad física es beneficioso en la mayoría de los casos, es esencial evaluar cada situación de manera personalizada. Ciertas afecciones médicas, el sobrepeso u otros factores individuales pueden, en ocasiones, dificultar o limitar la práctica de ejercicio. Es crucial considerar estas circunstancias específicas al fomentar un enfoque activo y saludable para cada persona.
El estilo de vida actual, caracterizado por la falta de actividad física, hábitos alimenticios deficientes y niveles elevados de estrés constante, contribuye al acelerado deterioro de diversos sistemas corporales, como el cardiovascular, digestivo e inmunológico, en la etapa adulta. Por lo tanto, es cada vez más evidente que mantener la actividad física a lo largo de toda la vida es esencial para lograr un envejecimiento saludable.
En la tercera edad, también se evidencian los beneficios del ejercicio físico, los cuales son aplicables en cualquier otra etapa de la vida